Columnas

David Bowie: Nacimiento, Pasión, Muerte y Lazarus

Ojalá hoy el sol nunca hubiera salido, ojalá un manto de piedad hubiera caído en nuestros ojos antes de ser testigos de ésta tristeza.

Por Esteban Galarza

Existe el estadio prometeico del hombre y el estado icárico. En el segundo Ícaro es quien quiso alcanzar al Sol con la ciencia y resbaló en su autoconfianza desde el cielo. Fue despeñado y su engaño descubierto entre sus huesos quebrados. Prometeo, el primero de los dos tipos, es aquel que subrepticiamente se inmiscuye entre la divinidad y los humanos. Roba el fuego sagrado para darnos luz y calor en una tierra de tinieblas. Como castigo no puede ser parte de los dioses ni de los humanos. Es encadenado y despedazado todas las noches hasta el día de su liberación. Esa figura mítica es rastreable en las grandes religiones (Moisés, Jesús, Mahoma, Buddha), la literatura (Dante, Fausto, el barón rampante Cósimo). También es rastreable en la música popular, pero en éste caso el título de Moderno Prometeo le corresponde a una sola figura: David Bowie

¿Quién fue David Bowie?

Esa pregunta no tiene respuesta. Sí se puede rastrear su legado en sus discos y en cuanta obra artística fue parte e influencia. El entramado es infinito y cubre todo el orbe: hombre estrella, estrella hombre, masilla para armar a la bestia pop que necesitase el planeta siempre que buscase ídolos en la cultura popular. Los alter egos solo son nomenclaturas: Ziggy, Duque, Earthling, ¿Blind Lazarus? Con mayor o menor éxito siempre estuvo un paso adelante y nos supo conmover y proteger en la medida que le dejamos entrar en nuestras vidas. La música no es sonido de fondo, la música es ritmo que entreteje mediante el aire una realidad trascendente. Bien usada nos vuelve mejores personas. Mal usada se vuelve una trampa mortal (véase la orquesta de Auschwitz si no) Bowie era consciente de ello y de su riesgo. La música en él era trascendente, pertenecía a un orden bondadoso que tal vez nunca supimos ver bien del todo pero que disfrutamos honesta y bondadosamente.

¿Y acaso Bowie supo quién fue Bowie? Pocos seres en éste planeta tuvieron la conciencia de sí mismo que tuvo él. Y en esto él siempre aclaró: “No soy camaleón, el camaleón busca adaptarse al medio, yo soy todo lo contrario”. Bowie es Spinetta y Spinett a es Bowie. Ambos fueron de la tierra pero pertenecieron toda su vida a las estrellas.

¿Murió David Bowie?

¿Alguien puede dar cuenta de la muerte de Dante? ¿O de Jesús? ¿O del barón Cósimo de Italo Calvino? El poeta latino Horacio escribió varias máximas y frases bastardas de la cultura popular. Mi favorita reza NON OMNIS MORIAR, “no moriré del todo” porque el latino descubrió la fuente de vida eterna en su obra. Su cuerpo desaparecería, pero durante el resto del tiempo de los hombres su nombre y su memoria sería pronunciado. Bowie nunca morirá, solo dejó de respirar nuestro aire. Es Lázaro porque supo engañar la fatalidad.

Para mí, David Bowie es religión, es familia, es amistad, es amor, es todas las bondades que en algún momento tuvimos hasta que entramos en éste tiempo que vivimos. Bowie salvó mi vida varias veces y la primera fue un bautismo (ahogado en aguas espesas, surjo y respiro aire nuevo en una realidad transformada). Quienes me conocen saben la pasión que tengo en las cosas que me gustan y el goce de poder charlar y conocer personas. Conocer personas es fácil, hacer amigos no. Pero Bowie siempre me protegió y ayudó a conectarme con mis pares y con personas muy valiosas que de otro modo no hubiera siquiera entablado conexión. Eso es legado, eso es Bowie. Bowie es trascendencia y es telaraña que entreteje una red de personas desde sus rincones más luminosos.

Adiós Prometeo adiós, nos volveremos a ver y siempre te lloraremos porque nuestra vida hubiera quedado en tinieblas. Sos música, sos starman:

There’s a starman waiting in the sky
Hed like to come and meet us
But he thinks he’d blow our minds
There’s a starman waiting in the sky
Hes told us not to blow it
Cause he knows it’s all worthwhile
He told me:
Let the children lose it
Let the children use it
Let all the children boogie
“The rest is silence” – Hamlet

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