La La Land, la última joya de la época dorada de Hollywood
La La Land o Ciudad de Estrellas, pensé que sería otra lata de hollywood, otro blockbuster ultra marketeado y que nuevamente sería el perdedor de la fiesta, al que no le gusta lo que a todo el mundo le gusta, sin embargo Chazelle, el joven director, me cerró la jeta de un solo golpe, fue knockout, paliza y casi un abuso lo que ocurrió en el cine entre Damien y yo.
Por Cristhian Plaza
Bastaron con cerca de 30 segundo de película y yo ya estaba en la lona, no alcance a tirar la toalla y solo pedía agua, el film me pegó de lleno, y no fue hasta que bajé las escaleras desde mi butaca hasta la salida bailando que no me recuperé aunque fuera un poco, con solo 30 segundo de film la música se apodera de uno, una tonada alegre, que te motiva a bailar y a cantar, es extraño, trate por todos los medios de recordar alguna melodía, algo, alguna canción que se pareciese, que me recordase esa fantasía y nada, estaba perdido, enamorado de esa joya que estaba ocurriendo frente a mi.
Por poco más de dos horas, horas que hubiese deseado fueran muchas más, me encontré un tesoro, un lindo regalo, una película que puede y seguramente es de las más cursis del último tiempo, se reinventa con lo antiguo, pone y evidencia sin asco lo mejor de la era dorada de hollywood, mostrando porque es la era dorada, porque los actores y artistas son lo que son, como son capaces de bailar, cantar y hasta tocar piano, como se hacía en antaño, no con tanta computación que tan mal nos hizo a todos, que tanto nos acostumbramos y que en esta era, donde cualquiera puede hacer un corto con efectos, nada es imposible, salvo, ser impresionante y es esto lo que es esta película, una joya.
Chazelle tiene una fascinación que hoy por hoy me la pegó a mi, el Jazz. Antes de Whiplash difícilmente escuchaba Jazz, hoy soy fanático y por lo mismo, esta película es tan maravillosa, es un repaso por lo que aprendimos antes, es una cátedra de como una historia debe ser narrada de una forma nueva, el film raya en la perfección, la narración es precisa, no abusa, no aburre y cada tempo es preciso, es una tremenda obra, son 2 horas de Jazz, música y magia, bailes y romanticismo, cine mamón, pero del bueno.
Damien se instaló con solo 2 films dentro de lo mejor del cine contemporáneo, si es que no quedó corto con la historia del cine en general, ya había avisado con Whiplash, pero no pensé que volvería tan rápido y con tanta fuerza, es simplemente un capo, dos películas y dos clásicos instantáneo, 100 por ciento de efectividad.
No podemos olvidar a su gran cómplice, Justin Hurwitz, porque si Damien Chazelle es el escritor y director de esta película, Hurwitz es el compositor de la mejor banda sonora de lo que va este siglo, otro gran joven maestro, sin el y la comunión que tiene con el director, La La Land no sería lo mismo.
Tiene coreografías, pasos y bailes al más puro estilo de Mary Poppins o como cuando Tom y Jerry bailan bajo el mar, Gosling es encantador como el mejor Gosling puede serlo y Emma Stone tiene una voz increíble, una tremenda actuación, una actriz que salió de superbad nos demuestra lo que vale y es sólida en todos los aspectos, el casting no pude ser mejor y si bien las armonías de los actores en los duetos no son tan armoniosas, esa fragilidad que dan las complicidades de llevar ya tres films juntos se transmiten en el pelometro, porque te erizan la piel y no puedes creer lo que está pasando en la pantalla, en tus huesos, incluso a veces podrás dar cuenta de que dejaste de respirar para poner más atención, para tener más concentración y tu exhalación no ese ruido de fondo, para poder obtener y percibir todo en HD y Hi-Fi,es el mejor musical y bailable desde Singing in the Rain, y posiblemente, hasta mejor.
Es música, es bailes, es una joya y deben ir a verla.