Homevideo Inception: Trilogía de Nolan, la meta-película
No hay nada más difícil que convencer a los demás de que hagan lo que tú quieres. No existe una fórmula y las que han existido han fallado miserablemente. Es muy complicado meterse en la cabeza de alguien y sembrar una idea, pero más difícil es hacer que la idea florezca. Inception explora uno de los leitmotiv de la existencia humana: Cómo convencer al otro.
Por Pablo Aravena
Uno de los temas centrales de las dictaduras del mundo, de las corporaciones del mundo, es expuesto en detalle en esta película, y por supuesto que en la película también es difícil meter una idea en la cabeza de alguien, pero se puede, porque es posible, aunque una vez hecho, ya no se puede controlar.
Christopher Nolan es un director mental, sus películas son sicológicas, son humanas porque abundan los conflictos, principalmente los que se tiene con uno mismo, los problemas más complejos de resolver, los que nos quitan el sueño, los que nos permiten avanzar en la vida, las preguntas internas más difíciles, son exploradas en las películas de este director, y El Origen es una forma más de expresar su propio interior, su entrelazado interior, su enmarañado cableado interno, una parte del sistema de conexiones interno de quien crea una obra, porque eso es una película y toda obra de arte: Un espejo del artista, del alma del artista.
Inception habla de los sueños, pero también de las profundas ramificaciones de una semilla que se planta en la corteza cerebral de un ser querido. De las interconexiones que existen entre la realidad y la ficción y como ambas se van trenzando como espiral girando a una velocidad cada vez más rápido hasta que ya no es posible distinguir entre lo real y lo exclusivamente mental, lo que vive en el espacio de las ideas, donde el cuerpo no es relevante, pero la mente sí. Es ahí donde ocurre lo más importante de la película, en el espacio que habitamos todos juntos cuando cerramos los ojos, en el inconsciente colectivo de Gustav Carl Jung, en el centro del Universo según Einstein, es ahí donde realmente pasan las cosas y los que hacemos en la realidad física es una mera consecuencia.
El Origen es una película profunda que merece un análisis a la altura, porque eso profundizo, para intentar llegar a la raíz, para poder extraer el mensaje que el director ha puesto ahí para quienes ponemos atención, a quienes nos fascina el cine por su maravillosa capacidad de transportarnos a nuevas realidades, a nuevas formas de ver la vida, a nuevas perspectivas y aunque sea por un par de horas nos convence de una idea, nos seduce con un argumento que coló en nuestra mente y que ahora está actuando sin control en las cabezas de quienes la vimos.