Columnas

Primera Persona Singular VI


Por Sofía Arteaga

– Quiero saber todos los detalles, hueona – es lo primero que me dice la Maca

Entra y deja su cartera sobre la mesita del living. Yo la sigo, en silencio. Ella se sienta en el sofá y yo prendo un cigarro.

– Hueona, vai a tener que abrir la ventana. Tu cachai, el baby- me dice ella

En silencio abro la ventana. Suena Javiera Mena en el equipo.

– ¿Qué onda? ¿Por qué tan silenciosa, Shofi? Ni que te hubieras mordido la lengua, hueona- comenta ella- Yapo, cuenta po

– Es algo difícil decirte esto, Maca- y me sale un gallito. Siento un nudo enorme en la garganta, el miedo a cagarla, las piernas temblándome. Me siento frente a ella.

– Yapo, que onda mujer. No me digai que el hueón tiraba mal. Que pésimo, que mala onda. Onda Gustavo, pero puta, ya sabes como son las cosas. Tu cachai como son los hombres…

– Maca, cállate un minuto, please. Tengo que contarte algo heavy

– Ay ya. Ni que te hubierai metido con un cura, hueona. Que rancio

– Conocí a alguien, Maca.

– Si, eso ya lo sé. ¿Cómo se llama el pastel?

– Katya. Y no es pastel

– ¿Katya? ¿Me estai hueveando, Shofi?

Tragó saliva. La miró con su cara de mutis, de que piensa que es una broma. Pero me ve y sabe que no es broma. Estoy con mi cara seria, fumando con nervios de primeriza.

– Me tenis que estar hueveando, Shofi. Please, dime que es una broma

– No es broma- contesto

– Pero niña, como se te ocurre hacer hueás así. O sea, JELOU

– Maca, me gusta ella.

– ¿Dormiste con ella? ¿La besaste?

– Esa noche la amé, Maca. Nunca había sentido algo así por nadie. Bueno, excepto por alguien, pero chao con eso.

– Pero hueona, vai a tener que ir al siquiatra. Esa hueá es de maricones y fletos y pervertidos y pedófilos y hueas. Hueona, conozco un doctor que trato a una tía que era hueveada y la curó. El humeón es milagroso…

– Maca, esto no es una enfermedad. No es como la gripe o que se yo

– Sofía Ignacia (cada vez que la Maca hablaba en serio, me llamaba por los dos nombres) ¿Cómo se te ocurre hacer una hueá así? O sea hueona, ya te veo con el pelo corto como niñito y con ropas y hueás raras. Tu no erís así hueona. O sea, ubícate. Necesito un pucho, puta la hueá. ¿Me hará mal fumar?

– No creo hueona. Una prima mía se fumaba un cigarro al día, onda un Kent cuando estaba embarazada y no le pasó nada

– Ay Sofi, como hacís estas hueás. Ya, dame un pucho

Le paso la cajetilla y le prendo el cigarro. Ella aspira con ansias y bota el humo por su boca. Yo recuerdo a Katya, cuando estábamos fumando en la cama. Ella, su sonrisa única y acá la sonrisa agria de la Maca, fumando y buscando en su agenda el teléfono del siquiatra.

Yo tomo otro sorbo de cerveza. Ella sigue revolviendo su cartera….

(continuará)