Entrevista a Nacho Vegas: Dolor y desprecio on the rocks
Dolor inteligente, eso es Nacho Vegas. Nada de desgarrarse las venas porque sí. La ironía y reírse de uno mismo son elementos capitales para entender el sofisticado mundo de Nacho. Dry Martini y sexo anal en la misma coctelera. Eso sí, siempre crudo y frío. Pero no se trata de letras sucias. Al contrario, Nacho Vegas se codea con la literatura en cada canción que, además de ostentar una cuidadísima factura entre letras y melodía, le han valido el aplauso de melómanos en su España natal y Latinoamérica. Nada raro para alguien que estudió filología española y que graba discos desde los 16 años, primero con Eliminator Jr. y luego con Manta Ray, a quienes dejó para iniciar su carrera en solitario. Su primer disco, Actos Inexplicables (2001), demuestra su lírica doliente desde el mismo inicio y El Género Bobo (2009), su última producción, la deja ver desde la experiencia del que ya ha pasado por casi todo; el dolor como una película más sutil, pero no menos efectiva.
Por: María José Figueroa
El camino es una de las imágenes literarias más recurrentes, junto con la del perdedor. La razón es ese dolor que tanto muestra y las causas que lo provocan. No en vano Nacho Vegas ha vivido treinta y cinco años, muchos de ellos entre heroína y fracasos amorosos. Es su vida la que se ve plasmada en todos esos discos producidos en poco más de una década, usando el rock como lenguaje.
Se nota mucho el cuidado de tus canciones ¿Desconfías del resultado de una canción más visceral, menos pensada?
No, la verdad es que no sé. Es una buena pregunta porque en realidad creo que el rock es una música que tiene que ser urgente, que tiene que ser visceral, tiene que doler. A la hora de escribir las canciones empiezo de la primera idea que nace de esa manera, pero a las letras les doy muchas vueltas, corrijo mucho y esa parte la trabajo de una manera más calmada, teniendo una perspectiva sobre ellas. Pero bueno, luego creo que las canciones cuando las interpreto en directo deben tener esa urgencia que a la hora de escribir no estaba tan presente.
¿Qué va primero, la música o la letra?
En la parte musical tener un boceto primero de la letra está bien, porque la música sí que es la parte más urgente y eso tiene que permanecer y la letra tiene que darse. Yo tengo una teoría de que cuando alguien hace una buena canción y una buena melodía con una armonía la letra necesariamente es buena, algo te va a empujar a hacer una buena letra. Hay ejemplos, el otro día estaba escuchando un disco de un artista de aquí, de Coque Malla (ex vocalista de Los Ronaldos). El disco tenía algunas canciones que no me gustaban demasiado y no tenían buenas letras, pero de repente una canción era muy bonita y sí tenía buena letra y creo que sí están relacionadas esas dos cosas. Esa parte es un poco más inmediata con lo que te sugiera la letra, por eso yo procuro verlo con perspectiva y dejar que se funda con la música y para eso yo le tengo que dar muchas vueltas a las letras porque no acierto a la primera.
La figura del perdedor es muy importante en tus letras ¿Sigue siendo más importante ser un buen perdedor que la paz o el amor?
Sí, es lo más importante. En el fondo yo creo que todos somos de alguna manera perdedores. Yo creo que la vida, el camino que voy trazando, se compone de fracasos y bueno, como alguien dijo una vez en el fracaso hay algo de virtud. Y así vamos aprendiendo y tendiendo una perspectiva moral de las cosas y es como vamos caminando por la vida, equivocándonos y aún así acertando el camino.
Llama la atención que seas tan prolífico, sacas un disco al año y eso no lo hacen todos los artistas para todo el trabajo que tú haces por canción.
Digamos que las pautas que marca la industria es sacar discos cada dos años, yo también los hago cada dos años aunque saque discos en medio. Si te das cuentas en los sesentas los Rolling Stones o Dylan sacaban dos incluso hasta tres discos al año. En realidad cuando te dedicas a esto, y yo tengo la gran suerte de poder dedicarme a ello, y ocupas mucho tiempo en escribir canciones y publicar, siete canciones al año realmente no es tanto.
¿Estás conforme con el resultado que has obtenido hasta ahora?
No, la verdad es que suelo detestar todas mis canciones anteriores pero eso es por día, a veces les tengo mucho cariño y a veces no. Es una relación un poco de amor odio. En el fondo las canciones son para mí preguntas que no tienen respuesta y entonces te llevan a otras preguntas y parece que sólo te puedes centrar en eso en las nuevas canciones, que las anteriores solamente eran un paso para llegar a las nuevas, pero supongo que todas ellas forman parte del camino.
Su madre decía que él era un desastre manifiesto y se convirtió en el título de su penúltimo álbum. El Manifiesto Desastre (2008), es el retorno de Nacho al solitario, luego de colaboraciones con Enrique Bunbury, Christina Rosenvinge y Lucas 15, un proyecto de folk Asturiano que sostiene con el guitarrista Xel Pereda. Estos trabajos en conjunto lo han llevado hasta Méjico, donde su nutrido fan club llena los teatros cada vez que se va. Esa presencia en Latinoamérica también pasa por Chile: su primer disco Canciones Inexplicables (2001) y su libro Política de Hechos Consumados (2006), pueden adquirirse a través la plataforma de intercambio musical Infanta Terrible.
Pero el éxito a Nacho no lo vuelve loco. “La industria a convertido el rock y el pop en una especie de producto de entretenimiento y de consumo rápido y realmente me parece que las cosas más interesantes, salvo excepciones, se hacen dentro de escenas independientes en las que tienes que hacer las cosas de una manera más humilde”, explica.
Fiel al sello independiente LimboStarr, Vegas no tiene intenciones de buscar una casa discográfica más grande. “Sí he tenido experiencia con una multinacional, en Méjico los discos de Enrique Bunbury los edita EMI, pero en España las multinacionales son muy conservadoras y con la crisis (del disco) han tomado medidas muy ridículas, como echar a un montón de gente y apostar por productos que no entrañan riesgos y sacar provecho a corto plazo”.
Limbo Starr es un sello que nació junto con la escena independiente española de los noventa. Trabajan de una forma muy cercana y personal con sus artistas, y ese trabajo codo a codo es el que Nacho Vegas rescata sobre todas las demás posibilidades discográficas. “Supongo que las industria se ha vuelto más débil y me alegro, porque lo que ha hecho hasta ahora la industria es maltratar a la música y espero que de alguna manera todo esto sirva para replantearse el sistema”. Las ganas de replantear el sistema las tiene él mismo, editando en vinilo buena parte de su discografía.
¿Crees que el vinilo sea la solución a la crisis discográfica?
Pues, suerte esta crisis tan famosa de la industria musical ha traído algo bueno y es que se ha reforzado el mercado del vinilo y se están editándose muchos discos en vinilo. Ahora Limbo Starr también quiere publicar en vinilo todos los discos. Desde el disco con Enrique he procurado grabar mis canciones en cinta analógica y eso hace también que el vinilo cuando se publique realmente suene cálido. La verdad es que soy un romántico del vinilo.