Cine,  Columnas

Película Barbie (o el matriarcado, el patriarcado y el Nuevo Hombre)

Fui a ver la película Barbie el sábado, con mis hermanas y mi sobrina de siete años, así que la vi en español, porque mi amada sobrina aún no lee tan rápido los subtítulos (lo que es algo natural a esa edad).

Por Pili Arteaga

En el camino a la sala había una versión de la caja de Barbie, famosa porque la gente se toma fotos dentro, sonriendo y haciendo poses. Como había fila para la cajita, decidimos hacerlo a la vuelta de la peli.

Eso fue un acierto, porque ese es el chiste final de la directora.

Te aviso y te anuncio -como dice la Shakira- que este texto es para personas que hayan visto la peli, porque hay algo de análisis de los chistes negros bien pensados en la película. Spoilers o como desees nombrarlo.

Ojo que avisé.

Si vas a ir a verla pronto, ya sea en el cine o en alguna app o en la peli pirata, observa con el corazón y el cerebro abiertos. Créeme: es más compleja de lo que parece en primera instancia eso –a estas alturas del partido- te hace revolver tus sinapsis internas como una licuadora de ideas.

Me tinca que va a haber una segunda parte. Se la merece. Las actuaciones están muy bien hechas, el guión es “redondito” y créeme, al final me salieron un par de lagrimitas, en buena onda.

Si la película Barbie fuera definida en una frase, sería algo así como “humor negro, ácido y crítico del sistema”. Matriarcado, patriarcado y la idea del Nuevo Hombre del libro “El cáliz y la espada” de Riane Eisler confluyen con gracia y onda.

Barbie es modelo típico, clásico de la rubia de ojos claros y sonrisa perfecta que vive en Barbieland, que es un matriarcado perfecto, dónde Ken es un amigo, pero él desea ser el novio de Barbie, que cada noche decreta que es “Noche de Chicas” y eso afecta al ego de Ken, que solo desea hacer cositas con Barbie no muy “amistosas”, aunque no sabe muy bien qué hacer ni cómo, pero tiene sus sospechas.

“Amigos, simplemente, amigos” y Ken siempre trata de impresionar a Barbie, que lo deja en la friendzone forever and ever. Los otros Ken lo huevean por eso y eso afecta el frágil ego masculino del plástico Ken, que solo aspira a que Barbie lo vea como real boyfriend.

Un día, Barbie comienza a pensar cosas extrañas para una muñeca de plástico. La muerte, le sale celulitis, se le queman las tostadas y la leche está vencida en el refri. El colmo es cuando va a la playa, lo que es parte de su rutina, y, ahí en medio de la multitud, deja de caminar en puntitas, se saca la cresta y le pregunta a sus amigas Barbies que ¿qué onda?.

“Estás descompuesta” dicen y le recomiendan ir donde la única Barbie frikie que hay, la Barbie“rarita”.

Esta Barbie está carreteada a morir. Es la Barbie a la que le cortaron el pelo a tijeretazos, que tiene los ojos y la cara pintada con plumones de colores y que vive en una casa bizarra en las afueras de la siempre perfecta Barbieland, donde las mujeres hacen todas las profesiones (incluyendo una Presidenta, Corte Suprema y demás, hasta las que trabajan en la constru) y tienen casitas perfectamente rosa, jardín cuidado y un Ken con quién distraerse, pero siempre en la friendzoneporque las Barbies no ven a los diferentes modelos de Ken con deseo, sino sólo con sana amistad.

En fin. La Barbie “rarita” es un personaje súper interesante, porque piensa más allá de la caja (literal) y ella le comenta que ya no puede caminar de puntitas como antes, porque ahora piensa en la muerte y le salió celulitis en la pierna de un día otro.

Ella le explica cómo funciona la mecánica entre Barbieland y el Mundo Real y que probablemente, la niña que juega con ella, ha abierto una brecha entre ambos mundos.

¿Qué hacer? Ir al Mundo Real a buscar a la niña que juega con ella y arreglarlo.

Barbie prepara el viaje y decide (si, ella decide) ir sola al Mundo Real y Ken -el del ego frágil- se cuela en su auto porque los otros Ken lo retaron que ella no lo necesitaba. Ego frágil: masculinidad herida.

Barbie va saliendo de Barbieland y Ken aparece. Le dice que la acompaña y ella en modo friendzone total, le dice que sí, pero que se vaya en el asiento trasero del auto.

Ken no es su par ni su copiloto, sólo formalmente su novio, pero say no more, mon amour.

Ya sabes parte del resto, pero me gustaría detenerme en el chiste de la caja. Barbie es tentada a entrar a la caja, para volver a su normalidad de pies en puntitas y perfección plástica. Y antes que le pongan las cintas de plástico duro que la ataran por siempre, duda.

Mete una excusa barata y dice que va al baño a retocarse, pero en vez de eso, escapa. Y se produce la típica persecución de Benny Hill o de Scoobie Doo y finalmente, Barbie sale del edificio de Mattel.

Para un segundo. Piensa un poco. A esa caja no hay que entrar: hay que salir, hay que patearla, hay que hacerle morisquetas y nunca entrar sonriendo como quien va al matadero.

Esa caja es el sistema, es el statuo quo, es el plástico aprisionando tus manos y piernas para que no te puedas mover y menos (¡qué horror!) pensar por ti misma.

América Ferrera (AKA Ugly Betty) y su hija fílmica lo hacen fabuloso. Esta no es ya una comedia ligera: es un pensamiento feminista, sororo y con mucho rosa, porque ahora el rosa Barbie es el color de la revolución.

No daré más spoilers, porque no corresponde realmente, salí super pensativa del cine. Nadie aplaudió al final y con mis hermanas y sobrina nos quedamos un rato sentadas, comentando la película mientras la sala del cine se vaciaba de a poco.

Leí algunos posts en contra y todo y me sorprende que no sean más. Si yo fuera un chico heteronormado, estaría pegando puñetazos contra la pared por la peli.

No me extrañaría que después aparezcan. Así es el sistema.

Pero encontré cierta esperanza al finalizar la peli y ver a mi sobrina y responder sus dudas. El hecho de poder explicarle a ella estos temas es algo que, de verdad, una agradece en una película.