Entrevistas

Bochatón en Chile: El gorrión alza su vuelo

Argentina tiene a Spinetta, a Charly y a Cerati, por mencionar apenas tres. Pero hay un héroe de la canción que permanece casi en el anonimato. Desconocemos si por convicción propia o porque nunca se mete en problemas y, por tanto, los medios no advierten su presencia, tampoco su trascendencia. Da igual, así queremos a Francisco Bochatón.

Texto y fotos: Melissa Peraza

Ni la lluvia impidió que el Bocha diera su primer recital en Chile después de tantos años, y luego del auge, separación y posterior reunión de Peligrosos Gorriones. En esta ocasión presentó la canción oficial de Fashion Freak, en junio de este año, además de mostrar parte de su repertorio en solitario. En efecto, se trataba de un evento de diseñadores de moda. Sin embargo, él no le encontró nada de extraño, contrario a cualquier pronóstico. Es música y nada más.

A pesar de que la agrupación del platense es un cuarteto, esta vez se presentó en formato power trío: Kike Ilid en la batería –quien lo acompaña desde el disco Hasta decir palabra- y Nelson C. en el bajo. Fernando Kabusacki no pudo venir.

The plugin fueron los encargados de abrir la noche. La banda del ex tecladista y fundador de La Ley, Rodrigo “Coti” Aboitiz, imprimió una dosis de electropop que recordaba a Miranda en algunos pasajes. El sonido y el show fueron impecables.

Cuando Bochatón abordó el escenario, pocos se percataron. No era el público más idóneo, la mayoría se había ido ya. Sin olvidar que el acceso al Centro Arte Alameda sólo era posible por invitación. Ello no fue motivo de enojo para el trasandino, más bien se lo tomó con humor. Aseguró que compondría una canción durante su estadía en nuestro país, la cual titularía “Todos se van”.

Como sólo los grandes saben hacerlo, improvisó el set list y complació todas las peticiones de los asistentes. No tanto por buena onda, sino porque lo dejó olvidado en Buenos Aires.

Luego de interpretar Fashion Freak, tema que roza entre el punk y el funk, tocó Mundo de acción, desprendido del EP homónimo, que más tarde formaría parte de su álbum Completo.

El gorila, Gravita el alba y Caja de zapatos seguirían el menú. Dos de sus creaciones más lúdicas fueron tocadas en seguidilla: Maratón de torturas y Feliz cumpleaños, ambas extraídas de su debut solista, Cazuela, producción que fue catalogada como una de las mejores de la escena indie del año 1999.

“El día se inundó de lágrimas que esperan el amor. Sábado, escribe tu pluma una noche oscura. No te espero en ninguna parte, ya no tengo a qué amarrarte”, esboza en Sábado, de manera directa y certera.

Su faceta posterior a Peligrosos Gorriones es más reflexiva, intimista e introspectiva, pudiendo incluso experimentar con elementos que van desde la electrónica hasta el Calipso. En algunas se atreve a extender los temas más allá de 3 minutos, pese a su predilección por las canciones cortas.

Pinamar, 22:33, Hojas de alcaucil y Te amo no pueden faltar en sus shows, por eso las tocó. Además accedió a cantar El gusano, luego de que una fanática la pidiera. Finalizó con otra petición: Siempre acampa, de Peligrosos Gorriones.

“No me aburre que me pidan temas de los Gorriones. El público se dividió, ahora tengo dos laburos: cuando toco solista y con Gorriones. Son dos públicos distintos”, confesó el cantautor en backstage.

A propósito de la reunión de la banda, Bochatón reveló que el primer concierto fue espontáneo, sin ensayo previo. “Hacía once años que no tocábamos y sólo hicimos siete ensayos posteriores”, precisó.

Aunque escribe desde los 14 años, el Bocha se empeña en decir que no es poeta –cómo no, si hoy en día cualquiera se cree tal cosa- pero hasta sus brindis en el camarín son para la posteridad: “Por la inmortalidad del alma”, “Para que no se pierda más la masa encefálica de Latinoamérica”, despachó antes de interpretar Pastillas Celestes para la (escasa) prensa.

Faltaron temas del Tic Tac. Será para la próxima, anunció que volvería a Chile a finales de octubre para dar otro recital.

El arte es ingrato. No obstante, Francisco Bochatón pasará a la historia como un gran escritor y músico, sin duda alguna. Su encanto radica en las letras surrealistas, infantiles pero maduras al mismo tiempo. Quizá es mejor que se mantenga alejado de los focos del mainstream pero cercano a su público, tocando en bares pequeños. Así se puede conversar con él y por qué no, tomar un trago.

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